Vurro

Publicado por Rodrigo Jordà

En la fotografía de Rodrigo, de un marcado carácter hiperrealista y de un trasfondo social, le pasa lo que al signo literario, que necesita interpretaciones, y no es sencillo. Rodrigo sugiere historias con la cámara, pero sobre todo, Rodrigo parece que escuche con ella. Con ejercicio de contenida sensibilidad, Rodrigo provoca una experiencia estética sinestésica. Sus fotografías saben captar con un agudo refinamiento la vida que hay detrás de una sonrisa, de un gesto, pero sobre todo de una mirada, una mirada que parece que nos hable, que nos cuente una historia, una historia que nos llena, que de pronto parece que necesitamos y que nos dimensiona. La fotografía de Rodrigo escucha, y nos dice con un silencio ensordecedor que escuchemos en su interior. En este sentido digo que Rodrigo Jordá escucha con el objetivo, con ese silencio tan elocuente que queda detrás de su preciso “clic” en cerrarse el obturador, hay ruido de olas, de calles o de puestas de sol. Rodrigo hace literatura con la fotografía. Es una capacidad poco común, esta. A través de la sensibilidad y de la precisión provoca la retórica, la poesía de la imagen, y es una imagen terrenal, de carne y hueso, llena de vida. La fotografía de Rodrigo tiene esta virtud, nos lleva a inventar vidas, viajes, a interpretarlas, a escucharlas y recordarlas como cuando leemos un buen libro, quizás un buen poema, y lo hace tímidamente, con la sensualidad y la delicadeza que vuelve rotundas las cosas, que son impuras y que nos conducen hacia esa sensación, esa experiencia de cuando buscamos algo que habíamos perdido tal vez cuando éramos niños y que, mira por dónde, era pura para nosotros. Por. Salvador Iborra Mallol. Poeta. (1978-2011)

Deja un comentario